Héctor Delgado
El escultor Héctor Delgado Millán (Madrid, 1971) expuso, del 6 de octubre hasta el 20 de noviembre de 2010 en el Museo Tiflológico de la ONCE, dieciséis obras en piedra –caliza, alabastro, arenisca.
Julia Sáez-Angulo, vicepresidenta de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte, escribe en el catálogo sobre Héctor Delgado:
“Tomó la escultura románica como referente, con toda su condensación sacra y de bestiario maravilloso en piedra, pero Héctor Delgado actúa con el lenguaje imparable de lo contemporáneo, más allá de las pasadas vanguardias históricas de los años 20, de las radicales de los 60 y de la posmodernidad."
Con la piedra –alabastro y arenisca-, la madera o el hierro como materiales potentes y combinables, el escultor atisba las formas y se aventura con frecuencia en la geometría, para ofrecer una obra artística libre, renovada, abierta, fresca y sugerente. Sabe combinar con acierto la forma bruta o encontrada del material de origen, con la pulida o trabajada.
Imbricación de Escultura y Arquitectura
La tesis doctoral de Héctor Delgado versa sobre la imbricación de la escultura y la arquitectura, un diálogo ineludible e intenso con el espacio. La escultura expresiva de este autor se tiñe de humanismo y espiritualidad a partes iguales y se desarrolla en diversas series que intensifican la indagación de algún concepto determinado.
Para el escultor madrileño, el dibujo es la base o idea germinal de la escultura. Más que bocetos de la obra a desarrollar, el autor trabaja con distintos matices de la idea que finalmente plasmará en la tercera dimensión.
“Cada autor siente el espacio y ve la forma con su propio instinto o con su propia sensibilidad”, declaraba Héctor Delgado en una reciente entrevista. Su obsesión como artista es la materialización o expresión del mundo propio, interior o exterior. “Además de la forma y el espacio, como escultor me interesa la expresión de la manera de ser y estar en la vida; en suma, cristalizar la esencia de la expresión o la expresión de la esencia”, concluye.