Piezas para el estudio de las matemáticas
Uno de los problemas que más preocupaba a los profesores de alumnos ciegos
era la enseñanza de las matemáticas y, en concreto, la adecuación de las herramientas disponibles.
Los inicios se desarrollaron con pautas y regletas braille. No obstante, su lectura presentaba el inconveniente de obligar a dar la vuelta al papel a medida que se ejecutaba cada operación. La regleta pando y la regleta blanco, ambas de escritura braille, fueron intentos en diferentes épocas, de paliar esta problemática.
Otro instrumento de cálculo que apareció tempranamente fue la caja de matemáticas, cuya tapa y base eran utilizadas para almacenar y ejecutar las distintas operaciones. Las cajas fueron evolucionando, en cuanto a los materiales de fabricación y el tipo de numeración, paralela a la del resto del material pedagógico: de las primeras cajas de madera o metal con números árabes en relieve sobre tipos de plomo, se pasó al uso de tipos de plástico rígido con los números en braille, hasta llegar a los cubaritmos articulados con los que se obtuvo mayor flexibilidad.
Aunque en menor medida, también se utilizó el ábaco sorobá, de origen japonés, adaptación de Joaquín Lima de Moraes para su utilización por personas ciegas.